lunes, 23 de julio de 2007

Un acercamiento a dos films de Rossellini (a partir de Foucault y Deleuze)

<<¡Ay de vosotros, que edificáis las tumbas de los profetas que vuestros padres han matado! […] A esta generación se le pedirán cuentas de la sangre de los profetas que se ha derramado desde la creación del mundo…>>

Jesús (Lucas, XI, 47, 48-49)




1. Breve introducción


El ensayo que a continuación se expone parte de dos películas y cuatro textos: los films son Stromboli (1949) y Europa 51 (1951), ambas dirigidas por Roberto Rossellini; los textos, el último capítulo del primer tomo de ¨Historia de la sexualidad¨, ¨Defender la sociedad¨ y ¨Vigilar y castigar¨, de Michel Foucault y ¨Postdata a las sociedades de control¨, de Gilles Deleuze.
Así mismo, un texto refuerza las relaciones que se establecerán entre las películas y los textos: ¨Un espíritu libre no debe aprender como esclavo¨, de Roberto Rossellini.

Con respecto a Stromboli, el estudio estará dirigido a indagar sobre las relaciones interpersonales y sociales de la posguerra, y cómo una persona totalmente descontextualizada de la dureza disciplinaria de una isla campesina de Italia puede poner en crisis la institución de matrimonio más conservadora y todo su entorno social que la sostiene y defiende.
En Europa 51, se van a exponer frente a frente los conceptos que desarrolla Foucault sobre las instituciones disciplinarias y la manera en que la heroína del film se relaciona con dichas instituciones o cómo las pone en crisis, y la actualidad en crisis de dichas instituciones según Deleuze.
Más que una mera búsqueda de las casualidades temáticas que puedan compartir los films y los textos, lo importante será abarcar las películas (las ideas) de Rossellini a partir de los textos citados.




2. Stromboli, tierra de Dios


En 1949 Rossellini llevaba a Ingrid Bergman a una pequeña isla de Italia para filmar su primera película juntos. Ella le había escrito una carta luego de ver Roma, ciudad abierta, expresándole las ganas de filmar con él, así que el director italiano respondió positivamente a su pedido.
Es harto conocido el escándalo que generó esto en la prensa del momento; así mismo, para los pobladores de la isla la presencia de la actriz y del equipo de rodaje significó una gran conmoción. La presencia de una de las actrices y representantes del cine de Hollywood más conocidas llamaba la atención en tal paisaje. Acostumbrada a los estudios, donde el clima es siempre perfecto y las comodidades (de filmación y de estadía) eran exageradas, de repente la actriz se vio varada en una isla en medio del mediterráneo.
La imagen que recibimos finalmente de Ingrid Bergman en la película no es verosímil gracias a su actuación ni a la dirección de Rossellini, sino que su imagen adquiere un sentido mayor gracias a la descontextualización que genera verla relacionándose con los habitantes italianos de la isla: Rossellini tiene en claro que la imagen de la actriz está cargada de sentido, otorgado por sus participaciones en el cine clásico americano, el cine de las grandes mentiras. Es por eso que, así como su personaje viene a romper y poner en crisis las tradiciones de la isla y sus instituciones sostenedoras, Ingrid Bergman y ¨su cine¨ está en crisis frente a los no actores (los pobladores de la isla), los escenarios reales, y, como exponentes extremos de todo esto, la gigantez del volcán y la infinitud del océano.
Karin, el personaje de Ingrid Bergman, es verosímil entonces solamente por su descontextualización: el personaje está fuera de lugar, su intérprete está fuera de lugar; el personaje pone en crisis a la isla, y su intérprete está puesto en crisis por la isla. El realismo formal del film adquiere así una coherencia mayor.

Rossellini se declaraba humanista. La libertad del hombre y su progreso eran para él motivo de preocupación y estudio. Su obra toda y en especial sus participaciones ¨didácticas¨ en la televisión dan testimonio. En Stromboli, el personaje persigue un único fin: la libertad. La película comienza en un campo de refugiados extranjeros de la Segunda Guerra. Al serle rechazado su pedido de visa para Argentina, Karin decide casarse con un soldado italiano para poder salir de dicho lugar. Así se dirigen a Stromboli, donde Antonio tiene una pequeña casa. Desde que llega, la mirada de las mujeres de la isla es acosadora, desconfiada y juiciosa cada vez que advierten en la recién llegada una actitud de cambio, de individualidad con respecto a su esposo, de progreso con respecto a la forma de vida del lugar o de diferencias en la forma de vida y de tradición. Esta extranjera viste de manera distinta, cambia la decoración de la casa, pero, frente a estos cambios que para la protagonista son positivos, la mirada de las demás mujeres ofrece solo oposición, hasta el aislamiento y la negación de la palabra. Las mujeres la acusan y la ignoran ¨por no tener modestia¨. Así mismo, un mal entendido la ofrece como infiel a su esposo, actitud más que terrible para la cristiandad italiana. Karin decide visitar a su esposo en la pesca de atún y para él no es más que una molestia; y no solo su visita no da frutos románticos, si no que se horroriza al ver la brutalidad de los golpes a los peces y la forma en que los hombres los pescan. Luego la protagonista busca refugio en el cura de la isla, quien al principio se muestra comprensivo y promete ayuda, pero a medida que avanza la película y los enfrentamientos entre ella y las mujeres de la isla empeoran, o la relación con su marido se vuelve más violenta a partir de las sospechas del engaño, la comprensión del cura disminuye hasta sentirse indignado por un supuesto intento de acoso, que no era más que una muestra de cariño o una búsqueda de contención afectiva.
Karin sale del campo de refugiados con la esperanza de encontrar libertad y amor, progreso, pero no encuentra más que choques con las tradiciones de una isla que la encierra y estanca; no sabe manejarse dentro de las leyes de convivencia que allí rigen, y no puede romperlas. La mujer desea escapar de la guerra y lo logra, pero cae en una isla desértica en la cual se le priva de la libertad del mismo modo que en el campo de refugiados extranjeros, en donde el alambre del cerco o los apuros del general no le permitía a Karin besar a su prometido. Cansada del encierro y bajo los mismos impulsos que la alejaron del campo de refugiados, decide abandonar la isla, a pesar de la amenaza de la erupción del volcán.

Enumerados estos acontecimientos entre Karin y los pobladores de la isla, sus instituciones y tradiciones, cabe hacerse una pregunta. Dentro del film, ¿pone en crisis la protagonista a estas leyes tradicionales y sociales de comportamiento?
Queda claro que las cuestiona, que las confronta y que se opone a ellas, pero en ningún momento hay una respuesta o una intención de ceder por parte de sus ¨oponentes¨. Inclusive toda la película está basada en el encierro del que Karin desea escapar y no puede por motivos geográficos (la extensión y aislamiento de la isla) y naturales (la amenaza del volcán), hasta el insólito encierro en su propia casa, cuando su esposo le traba la puerta a martillo y madera. Y el film finalmente termina con el escape de ella, y no con un cambio de actitud de los pobladores de la isla o una muestra de aceptación más flexible. Los pobladores se mantienen firmes a sus tradiciones y ella es la acusada; ellos no cambian. Ella es la única que cambia, a pesar de seguir persiguiendo el mismo fin, su libertad. Las tradiciones y sus leyes de comportamiento social, el sometimiento de la mujer en el matrimonio al borde de la esclavitud (téngase bien presente el año de realización de la película) y la relación entre marido y mujer entran en crisis solamente para el espectador. Pero la oposición de la protagonista frente a la isla no cambia a la isla ni la pone en crisis (los pobladores no dudan ni un segundo sobre sus convicciones). Desde el comienzo de la película Karin le plantea, tanto a su esposo como al cura, que ella es diferente a los demás habitantes, que ella es extranjera, que no conoce las reglas y normas para relacionarse en esa isla. Desde que llega, no cesan sus preguntas: ¨¿por qué llora ese niño?¨, ¨¿por qué esa mujer hizo eso? ¨, ¨¿por qué no me contestan?¨.

Las relaciones que se pueden establecer entre Stromboli y algunos conceptos extraídos de los textos de Foucault nombrados en la introducción giran en torno a la privación de la libertad por medio de la disciplina, de la automatización del accionar del individuo, y del encierro. La sociedad disciplinaria que describe Foucault es esta isla. Si bien no tiene un mecanismo de vigilancia panóptico, la mirada del prójimo, de los demás habitantes de la isla, funciona como tal.
Algo muy curioso del film es la ausencia de autoridad en la isla; la única institución que sirve como control es la Iglesia (y por eso no es casual, sino totalmente coherente, que al título de ¨Stromboli¨, le siga la frase ¨tierra de Dios¨). El cura se hace cargo de los préstamos de caridad que hacen los antiguos pobladores que emigraron, por ejemplo, hacia Estados Unidos o Australia. Así mismo, administra los hogares: le permite a los recién llegados extraer ladrillos de las viviendas de quienes hace años que se fueron, y supone que no volverán. Es decir, administra el dinero y administra la urbanidad. El cura es el único que administra la isla. No se muestra ningún mandatario político más que él. La presencia religiosa parece ser tan fuerte en la isla que no hace falta otro orden. Y en ningún momento se menciona otra institución. Los pobladores de la isla se auto vigilan: ante los cambios de Karin, ante el mínimo indicio de progreso o de diferencia en actitud, ante la aparición de esta mujer que es distinta a las establecidas y que pretende libertad, las demás mujeres-panópticas expresan su oposición y negación y condenan tal diferencia. Karin es constante presa de las miradas de las mujeres y los pobladores. No hay privacidad alguna (como suele ocurrir en los pequeños pueblos donde todos se conocen entre sí). No se le permite vestir diferente, no se le permite adornar el hogar según sus propios gustos, no se le permite visitar a la costurera por causa de su mala reputación, no se le permite relacionarse amistosamente con ningún otro hombre. La extranjera debe adaptarse irremediablemente a las costumbres del lugar; nada puede alterar su orden. Debe normalizarse inmediatamente.
Dijimos más arriba que durante todo el film no existe ni se menciona ninguna otra institución más que la Iglesia, comandada por el cura. Y esta ausencia no es un elemento argumental que pueda favorecer a la narración, una eliminación para conseguir caprichosamente cierta economía de relato, por demás característica de la obra rosselliniana. La ausencia de instituciones de control es posible en esta pequeña isla porque los habitantes se auto controlan, se auto censuran, se auto vigilan. El poder de la Iglesia en esta comunidad y sus respectivas tradiciones es tan fuerte que puede tener el privilegio de ser la única necesaria para administrar, controlar, disciplinar y generar la autodisciplina de cada individuo. La Iglesia cumple el rol en esta isla como institución que proporciona la norma de la disciplina y la norma de la regulación. Para Foucault, la norma es el elemento que circula de lo disciplinario a lo regularizador, ¨… es lo que puede aplicarse tanto a un cuerpo al que se quiere disciplinar como a una población a la que se pretende regularizar¨, o, para insistir, ¨… la sociedad de normalización es una sociedad donde se cruzan, según una articulación ortogonal, la norma de la disciplina y la norma de la regulación¨ (en ¨Defender la sociedad¨ -clase del 17 de Marzo de 1976-).
Cabe aclarar que si bien Foucault utiliza estos términos para describir las sociedades disciplinarias del siglo XVII, pueden también encontrarse coherentes aquí, ya que esta pequeña comunidad (sociedad) no alcanzó todavía el complejo entramado de control que describe Deleuze en ¨Postdata a las sociedades de control¨, de la que sí se tomarán algunos conceptos más adelante, con el fin de analizar la otra película que a este ensayo le concierne. Y tampoco sería necesario extendernos sobre los conceptos de ¨biopoder¨ que describe el autor, ya que no encontraríamos la misma coherencia si intentáramos relacionarlos de manera clara con los problemas, personajes y hechos de esta película.




3. Europa 51´


En el 49´ Rossellini filmaba el escape de una mujer que quería ser libre; dos años más tarde, al título de su siguiente film le inscribe el año en que sucede, y el año en que fuera estrenada. Rossellini filma en esta película la actualidad de la posguerra y la crisis espiritual en que se encuentra la humanidad de occidente. Si en Stromboli la necesidad de libertad del personaje no era comprendida ni por el matrimonio, ni por los pobladores, ni por la Iglesia, aquí el personaje no encuentra comprensión en ninguna institución ni persona. Ninguna ideología puede comprender o adueñarse de su actitud.
A raíz del suicidio de su hijo de doce años, la protagonista, señora de clase alta de Roma, entra en una profunda depresión frente a la cual su única salida es la ayuda al prójimo. A raíz de una conversación con un pariente suyo, periodista y comunista, que le comenta de una señora pobre de la cual su hijo morirá si no consigue el dinero para la medicina, la protagonista visita los barrios periféricos de Roma para brindar ayudar económica, espiritual y social a distintos individuos de las clases bajas. Por ejemplo, en una oportunidad suplanta a una mujer en su primer día de trabajo –que ella le consigue- en una fábrica (de ahí la famosa frase ¨creí estar viendo condenados¨). Por causa de estas asistencias, de estas ayudas, su ausencia en el hogar preocupa al marido y a la madre (quienes constantemente intentan detener estas actitudes) hasta llegar a la sospecha de infidelidad matrimonial (nuevamente, como en Stromboli). Y, al ayudar a un joven a escapar de la policía, cae presa por cómplice, para luego ser internada en un hospital psiquiátrico.




En la película están todas las instituciones de las que habla Foucault en sus textos: la familia, la escuela (el hijo de la protagonista recibe clases a domicilio), el hospital, la fábrica, la prisión, el hospital psiquiátrico. Pero lo importante para nosotros no es que aparezcan en el film, que existan, sino que se plantea la crisis de estas instituciones, crisis de la que habla Deleuze: ¨estamos en una crisis generalizada de todos los lugares de encierro: prisión, hospital, fábrica, escuela, familia. La familia es un ¨interior¨ en crisis como todos los interiores, escolares, profesionales, etc.¨. Si en Stromboli, a pesar de no estar situada temporalmente en la misma época, encontrábamos ciertos parentescos con las sociedades disciplinarias de las que habla Foucault gracias a que la isla estaba devastada y deteriorada, podríamos decir estancada en el tiempo -gracias a la Segunda Guerra-, en Europa 51 la actualidad de posguerra es bien fuerte y tiene que ver con que el film acentúa en crisis a las instituciones disciplinarias, a los grandes espacios de encierro donde, como explica Deleuze ¨el individuo no deja de pasar de un espacio a otro¨ . Efectivamente, la protagonista pasa de un espacio de encierro a otro: de la familia a la prisión, de la prisión al hospital psiquiátrico, y experimentando por voluntad propia un día de trabajo en una fábrica. Si bien no hay fuertes rasgos que puedan relacionar de manera específica al film con las descripciones que da Deleuze sobre las sociedades de control, lo importante para nosotros es que Europa 51 pone en escena a las instituciones disciplinarias de Foucault, pero, en crisis, como explica Deleuze al principio de su texto. Y, como pudimos deducir en el ejemplo de Stromboli, dentro de la diégesis del film estas instituciones no entran en crisis, no se modifican, pero entran sí en crisis para el espectador al ver el paso de la protagonista por las diferentes instituciones e ideologías a lo largo de todo el film, y la imposibilidad de abarcamiento. Solo hace falta mostrarlas para dar cuenta de su convulsión.
Toda la película persigue esta idea de la crisis de las instituciones, de no poder abarcar este cambio espiritual, esta diferencia de la protagonista frente a ellas, de no poder comprenderla. Las instituciones no saben cómo reaccionar frente a tal actitud, y por eso termina encerrada en un hospital psiquiátrico. Al no poder comprenderla, al no aceptar sus diferencias, se le quita la posibilidad de acción, opinión y expresión, y se la aísla.
Pero no solo las instituciones no pueden comprender a la protagonista, sino tampoco las ideologías. Luego de que su pariente el periodista, como dice ella ¨le abra los ojos¨ y tenga varias experiencias cercanas con la pobreza, este pariente intenta sumarla al movimiento comunista, a la lucha de clases, y ¨si es necesario, la lucha violenta¨. Pero ella se niega, no ve la violencia inmediata como un buen camino, ya que ¨generaría resultados brutales¨; respuesta que recuerda a unas líneas escritas por Rossellini en ¨Un espíritu libre no debe aprender como esclavo¨: ¨La historia nos enseña que los cambios siguen a los nuevos modos de pensar, no les preceden, como parecen creer hoy muchos <>¨. A la protagonista se le intenta adjudicar ideología comunista, o una causa religiosa, pero ella lo niega.


Para revisar con claridad esta oposición de la señora Gerard a las instituciones e ideologías, para comprobar como estas no pueden abarcarla ni comprenderla, es suficiente revisar algunas líneas de diálogo. Comencemos por una conversación que mantiene con un sacerdote, ya en el hospital psiquiátrico:

- … El amor que sentimos para con nuestras personas cercanas no es suficiente. Me parece un amor egoísta. Así que tuve la necesidad de compartir mi amor y agrandarlo, y así abrazar a todos.
- Todo esto que usted siente es claramente una expresión del verdadero espíritu cristiano. Pero sin embargo en este amor hay reglas que deben respetarse. Y dentro de estas reglas y disciplina es donde debemos intentar vivir, aunque esto incluya el sacrificio; y así cambiarnos a nosotros mismos, y a los demás, poco a poco, con este esfuerzo.
- No, creo que justamente es eso lo que ha causado tanta maldad en el mundo, querer cambiar a la gente. ¿Quién soy yo para cambiarlos? Dios los hizo como son… Qué triste es descubrir que hemos sido dictadores a los demás.


Y, cuando luego el sacerdote le pregunta si obedecer a estos impulsos suyos no es egoísta, ella responde:

- Evitar el egoísmo es amar al prójimo y a uno mismo… Somos todos pecadores. Hay que tener piedad y compasión para cada uno.

Es curioso como, a pesar de que las palabras de la protagonista, en una rápida lectura, puedan sonar altamente religiosas, el sacerdote cristiano no puede apropiarse ni aceptar su actitud, ya que no respeta la voluntad de su marido y de su familia, de su status social. Para continuar intentando comprender su actitud, revisemos el siguiente diálogo. Una internada del hospital psiquiátrico intenta suicidarse, y ella la ayuda. Entonces el director del hospital decide hablar con ella. Le pregunta si siente algún poder espiritual, alguna fuerza misteriosa. Y ella responde:

- Si pensara que tengo un gran poder espiritual, sí estaría loca.
- (DIRECTOR) Entonces, es amor. Amor al prójimo, amor verdadero.
- No, es odio. Ese amor nace del odio que siento por mí misma. Odio por todo lo que ha sido mío. No es nada más que eso.


Revisemos un último diálogo más, para ver la reacción de las instituciones frente a ella. Se reúnen el juez a cargo, el abogado de la familia y el director del hospital psiquiátrico, para deliberar si continúa internada o si se le da el alta:

- JUEZ: … es difícil juzgar cuando se trata de ideas sociales o religiosas. La verdad es relativa. Pero, en este caso ¿esta mujer está loca o es misionera?
- ABOGADO: Si la señora hubiera seguido causas políticas o religiosas, ni hablar, pero esto…
- PSIQUIATRA: Si le diéramos la razón a la señora, como a los apóstoles, deberíamos volvernos sus discípulos…
- JUEZ: Pero quizás nos falta valor.
- PSIQUIATRA: Aún así, hay reglas. El bien, o el mal. Y quien rompe estas reglas se descalifica. Y esta señora las ha roto. No tenemos opciones.
- ABOGADO: Estoy de acuerdo. Y especialmente porque nuestro deber es defender a la sociedad, con sus leyes actuales.


Este último diálogo, pequeño, sintetiza las relaciones que el film guarda con los conceptos de Foucault. Quien rompe las reglas se descalifica, se lo encierra, se lo aparta, para defender la sociedad como conjunto. En la clase del 17 de Marzo de 1976, Foucalt explica el funcionamiento de la tecnología regularizadora de la vida:
¨… una tecnología que reagrupa los efectos de masas propios de una población, que procura controlar la serie de acontecimientos riesgosos que pueden producirse en una masa viviente; una tecnología que procura controlar (y eventualmente modificar) su probabilidad o, en todo caso, compensar sus efectos¨. Y luego explica que esta tecnología aspira por medio del equilibrio global a ¨… algo así como una homeostasis: la seguridad del conjunto con respecto a sus peligros internos. Por tanto, una tecnología de adiestramiento opuesta o distinta de una tecnología de seguridad¨.
Con estas citas (de diálogos de la película de Rossellini, del texto de Foucault o Deleuze) no intento solamente demostrar la posibilidad de relación, sino la claridad con que Europa 51 puede ilustrar el funcionamiento de dichas instituciones y su crisis en la mitad del siglo XX. Eso es lo que esta película muestra: la necesidad del cambio de dichas instituciones frente a la ruptura espiritual de la posguerra.





4. Una isla y un continente


En ¨Un espíritu libre no debe aprender como esclavo¨, Rossellini escribe un párrafo que creo esencial para poder terminar de cerrar las ideas expuestas tanto para con Stromboli como para con Europa 51: ¨… todos cuantos han propuesto ideas nuevas y anunciado nuevos descubrimientos se han visto casi siempre condenados, cuando no muertos, envenenados, crucificados, cegados con hierros candentes, quemados, decapitados o pasados por las armas. De esta sufrida legión de artífices del progreso, cuyo crimen fue el de prever los beneficios que podría el hombre obtener de un mayor conocimiento, pueden considerarse afortunados los que se vieron únicamente puestos al margen de la sociedad¨.
Es esto lo que muestran estas dos películas. La fórmula es casi la misma: un personaje en búsqueda de la verdad, que desea ser libre y poder cambiar. En ambos casos, ya sea una isla y un volcán o todo un continente que la encierra, la protagonista pone en crisis el funcionamiento interno de dichos espacios. En la isla, las ideas conservadoras y tradicionales del encierro matrimonial; en el continente, las instituciones disciplinarias todas y las ideologías. Crece el escenario (el espacio), crece el nivel de crítica. En Stromboli la situación (la crítica) está más reducida, y el espacio de encierro es menor. En Europa 51 todo el continente es el espacio de encierro, por eso la crítica abarca todas las instituciones, y por eso el castigo es mayor, el castigo al alma: el encierro en el hospital psiquiátrico.
Finalmente, debemos aclarar una vez más que el funcionamiento de dichos espacios no entra en crisis dentro del film, dentro de la diégesis. Rossellini muestra dichos espacios de encierro para que, confrontándolos con la protagonista, entren en crisis para el espectador (y entre en crisis el cine); porque son ellos quienes pueden ver desde fuera todos los acontecimientos y así darse cuenta, a partir de la sumatoria de imágenes (montaje), de la necesidad del cambio.